¿Cuál es la mejor zona para encontrar setas? ¿Cuáles son las especies más comunes? - Mussap
¿Cuál es la mejor zona para encontrar setas? ¿Cuáles son las especies más comunes?
Cuando llega el otoño, nuestros bosques se llenan de vida y de colores. Las hojas cambian de color, empiezan a caer y aparecen las primeras castañas y setas. Para muchos, esta época del año es sinónimo de adentrarse en el bosque en busca de un buen cesto de setas. Sin lugar a duda, salir a buscar setas se ha convertido en una actividad muy nuestra en todo el territorio. Pero, ¿cuáles son las mejores zonas para recoger setas? ¿Qué tipos de setas predominan?
¿Cuál es la mejor zona para recoger setas?
Podemos encontrar setas en muchas zonas forestales de Cataluña. Sin embargo, esto no significa que todas sean aptas para el consumo humano, por lo que es necesario extremar las precauciones a la hora de recogerlas y consumirlas. Hay diversas zonas del territorio especialmente conocidas por sus setas. La climatología y las características geográficas juegan un papel clave en el crecimiento de las setas. Los bosques frondosos, con clima húmedo y altitudes moderadas, son los lugares ideales para ir a buscar setas. Destacan las siguientes comarcas:
- El Berguedà: la comarca de las setas por excelencia. Sus bosques de pino rojo y abetales albergan níscalos, pinetells (lactarius deliciosus) y boletus.
- El Ripollès y La Garrotxa: su relieve montañoso y la presencia de encinares hacen de estas zonas lugares ideales para encontrar negrillas, rebozuelos y oronjas.
- El Solsonès y el Alt Urgell: los bosques mixtos de esta zona ofrecen una gran variedad micológica, como negrillas (fredolics), senderuelas (moixernons) y carlets.
- Osona: especialmente en la zona del Bisaura y Vidrà, donde los hongos son abundantes y variados.
- El Montseny: parque natural muy visitado por los aficionados a las setas, gracias a su diversidad de entornos.
¿Cuáles son las setas más comunes?
El tipo de seta varía según el bosque y la zona geográfica, pero hay algunas especies que son más comunes que otras en todo el territorio:
- Los níscalos (rovellons): de color anaranjado con círculos concéntricos y látex rojizo, crecen en pinares, especialmente en el Berguedà, Solsonès y Ripollès. Son ideales para hacer a la plancha con ajo y perejil.
- Los rebozuelos amarillos (camagrocs): pequeños y alargados, de color amarillo vivo y sombrero oscuro, abundan en los hayedos de la Garrotxa y el Montseny. Se usan mucho en arroces y salsas.
- Los boletus (ceps): de carne firme y sabor suave, con sombrero marrón y pie grueso, se pueden encontrar en bosques mixtos del Prepirineo. Son excelentes para preparar cremas.
- Los rebozuelos (rossinyols): de color amarillo dorado y forma irregular, destacan por su textura carnosa y aroma afrutado; se encuentran en el Ripollès, Garrotxa y Alt Empordà, y se utilizan a menudo en tortillas y guisos.
- Las negrillas (fredolics): pequeñas y de color gris, aparecen en grandes grupos en pinares del Solsonès, Alt Urgell u Osona. Se suelen cocinar salteadas o como guarnición.
Hay que tener en cuenta que no todas las setas son comestibles, y algunas especies tóxicas pueden ser difíciles de diferenciar de las buenas. Por eso, siempre es recomendable recoger solo las setas que se conocen con seguridad.
En definitiva, Cataluña ha sido siempre tierra de setas. La riqueza geográfica y micológica ha hecho que las setas sean mucho más que una actividad de ocio, ya que se han convertido en un fenómeno cultural, social y gastronómico. Una tradición muy nuestra que cobra fuerza cada otoño.